Fue muchas cosas para muchas personas: un apuesto rey guerrero lleno de la ambición, el coraje y la arrogancia de la juventud, encabezando a su pequeño ejército contra las gigantescas fuerzas persas... un hijo que buscaba desesperadamente la aprobación de su severo padre, endurecido por las batallas, y que se debatía entre su lealtad a éste y su amor por su madre... un conquistador despiadado que nunca perdió una batalla y empujó a sus soldados a los confines del mundo conocido... un visionario cuyos sueños, hazañas y destino dejaron huella a lo largo de la historia, ayudando a dar forma a nuestro mundo actual. Fue todo eso y más. Fue Alejandro Magno.
Alexander, de Oliver Stone, se basa en la vida de uno de los líderes más brillantes e influyentes de la historia: Alejandro Magno (Colin Farrell), un hombre que a la edad de 25 años había conquistado el 90% del mundo conocido. Alejandro llevó a su ejército de soldados griegos, macedonios y posteriormente orientales a lo largo de

“El amor depara dos máximas adversidades de opuesto signo: amar a quien no nos ama y ser amados por quien no podemos amar.”
“Ninguna fortaleza es tan inexpugnable que no puede entrar en ella un mulo cargado de oro.”
“Muero debido a la ayuda de demasiados médicos.”
“¿Será posible, amigos, que mi padre se anticipe a tomarlo todo y no nos deje a nosotros nada brillante y glorioso en que podamos acreditarnos?.”
“El final y la perfección de nuestras victorias es evitar los vicios y enfermedades de los que sometemos.”
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