Muchos de los que viven merecen morir, y muchos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.
Raras veces los Elfos dan consejos indiscretos, pues un consejo es un regalo muy peligroso, aun del sabio al sabio, ya que todos los rumbos pueden terminar mal.
El coraje se encuentra en sitios insólitos.
Los atajos cortos traen retrasos largos, pero las posadas los alargan todavía más.
Sólo desesperan aquellos que ven el fin mas allá de toda duda.
Es sabiduría reconocer la necesidad, cuando todos los otros cursos ya han sido considerados aunque pueda parecer locura a aquellos que se atan a falsas esperanzas.
Los débiles pueden intentar esta tarea con tantas esperanzas como los fuertes. Sin embargo, así son a menudo los trabajos que mueven las ruedas del mundo. Las manos pequeñas hacen esos trabajos porque es menester haceros, mientras los ojos de los grandes se vuelven a otra parte.
Desleal es aquel que se despide cuando el camino se oscurece.
Un juramento puede dar fuerzas a un corazón desfalleciente.
El trabajo que nunca se empieza es el que más tarda en terminarse.
Ocurre a menudo que las viejas guardan en la memoria cosas que los sabios de otros tiempos necesitaban saber.
La esperanza no es la victoria.
Las noticias que llegan de lejos rara vez son ciertas.
Quien no es capaz de desprenderse de un tesoro en un momento de necesidad es como un esclavo encadenado.
Los traidores siempre son desconfiados.
A menudo el odio se vuelve contra sí mismo.
Parece menos grave aconsejar a alguien que falte a una promesa que hacerlo uno mismo, sobre todo si se trata de un amigo atado involuntariamente por un juramento nefasto.
Donde hay vida hay esperanza.
La necesidad no tolera tardanzas, pero más vale tarde que nunca.
Cuando todo está perdido llega a menudo la esperanza.
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